El poeta está muerto,
recibió un balazo de su poesía,
le hicieron el ataúd de versos,
no tenía coronas su carrosa,
murió custodiado de silencios.
A veces es necesario recordar lo desechable de la historia, la gloria que más tarde desvestida de su lustroso y soberbio traje de justicia descubre su despreciable cuerpo de demonio. Fue unos años apenas después del 1959, las medidas represivas y vengativas de los guerreros que bajaron armados de la Sierra comandados por Fidel Castro cayeron como un látigo verdugo sobre toda la isla. Comenzó entonces la etapa de desposesión material y espiritual del ciudadano cubano. El líder había descubierto que el hombre desposeído de todo, incluyendo su voluntad, no le quedaba más alternativa que obedecer. Hacerlo dependiente del poder hasta en sus más mínimas necesidades lo obligaba a la sumisión y aceptación o a la huida. Desde entonces se concibió esa huida como una eficaz y astuta forma de debilitar la oposición al poder. Solo unos años después el cubano inicio la escapada, el exilio, que yo lo llamaría mejor el suicidio del patriotismo y la dignidad cubana y humana. Caímos en la trampa del miedo. Con esto no digo que todos se lanzaron hacia los EU por el terror implantado por el poder, muchos lo hicieron con la esperanza de armarse y regresar a la isla fortalecidos militarmente- los admiro-, fueron y serán hombres valientes que nutrieron con su bondad la historia, pero erraron traicionados por un pueblo confundido y seguidor de un carismático líder que le brindaba el infierno pero con la visión del paraíso. Desgraciadamente así comenzó una emigración que ha frustrado permanentemente la libertad de Cuba y que el poder ha sabido manipular con mucha astucia para utilizarla como una vía de debilitamiento de las tensiones entre pueblo y estado. La idea del déspota gobernante de convertir los reveses en victorias, aunque el final todo fuera fracaso, la ponía en práctica a cada instante de su vida de césar. El revés era la decepción que iba naciendo en el pueblo con el sistema implantando por la “revolución”, la aparente victoria consistía en expulsarlo fuera hacia el enemigo: Los EU. Desde entonces la expulsión más que emigración, ha frenado y frena los esfuerzos para crear dentro del país una fuerza política suficientemente capaz de ejercer la presión necesaria para por necesidad de la dictadura ser tomados en cuenta. A todos no nos van a asesinar.
¿Quizás la escapada es algo positivo para aquel que lo ve como el sostén de la oposición interna, pero se han preguntado si la cantidad de cubanos que han huido de la isla estuviesen dentro como estaría conformada la oposición? ¿Estuviésemos ya organizados en partidos políticos legales? . ¿Se han preguntado si Nelson Mandela se hubiese exiliado en algún país extranjero, hubiese llegado Sudáfrica a la reconciliación y alcanzado el equilibrio de poder que hoy existe?. Infortunadamente la escapada es una victoria del Castrocomunismo y un vergonzoso ultraje a la patria.
La entrada de la comunidad no fue un acto de bondad ingenua hacia las familias que durante años habían estado separadas y Fidel Castro se veía en la obligación de aceptar por cuestión de derechos. El nunca acepto un derecho por encima de sus intereses como monarca. Primero el estado como poder y después todo lo demás. Esta aparente benevolencia, además de abastecer económicamente al poder incentivo en cientos de cubanos el deseo de la escarpada antes que el enfrentamiento. La tensión social dentro del país se vio recrudecida. Aparece la explosión de las embajadas convertida en una opción del poder para debilitar la tensión interna. Ya es incontenible la reacción del pueblo ante la violación de sus derechos, el poder teme una revuelta popular que casi está a punto de ocurrir, y por ello da vía libre al escape. Mas tarde convencidos del efecto positivo de estas escapadas en masa para el debilitamiento de la oposición interna, incluyendo también una oposición subterránea no compemplada como política, engendrada producto de la necesidades, siguen esta forma para frustrar la resistencia y las ansias de libertad hasta concertar un tratado legal con los EU de 20 000 visas al año por cuestiones políticas y miles más por otros asuntos. Así el poder equilibra las tenciones sociales y la resistencia política de una forma constante y legal. Para miles de cubanos le surgió la idea que la solución de sus problemas estaba en conseguir una visa política obtenida por cualquier medio, indigno, fraudulento, traidor o deshonroso, lo importante estaba en la visa.
Si los EU actuaron de una forma ingenua o premeditada como un sustancioso negocio, no lo puedo asegurar, lo cierto es que esto a impedido la formación de una fuerte y nutrida oposición dentro de Cuba capaz de engendrar una fuerza política apta para obligar al régimen a buscar soluciones democráticas. Los efectos de esta gran equivocación se materializan hoy más que nunca convirtiéndose en un obstáculo en el camino de la democracia y la extinción de la dictadura. Los pocos recursos que se obtienen del exterior, en muchas ocasiones se emplean en preparar periodistas, lideres jóvenes capaces de intervenir en un futuro gobierno democrático, bibliotecarios y defensores de derechos, desafortunadamente muchos solo buscan la obtención de una visa política, ya sea definitiva o temporal, pero de cualquier forma produce una desconcentración de la lucha contra el poder por la democracia y la libertad. A nadie se le obliga a comprometerse con la patria por la libertad y sus derechos, por lo tanto, no hay ninguna justificación para humillarla en la escapada. El desarme de una dictadura no se importa como un producto comercial, está dentro del alma y el corazón de los que sufren sus tiránicas arbitrariedades, día a día, a cada segundo a cada minuto y cada hora, no de los que hullen de ella.
Dekaisone 