Buenos días, puedo sentarme. Le digo a los dos reos desconocidos
Buenos días: sí, claro, -me contestan casi a coro- mientras el que está en la litera de cemento en la parte inferior empotrada a la pared a mi lado izquierdo recoge los pies y hace un espacio. Es un joven aindiado, delgado, de cara agilada y ojillos vivaces. Me siento y observo al otro individuo que me queda al frente. Se trata de un negro cincuentón de pronunciadas entradas que le llegan hasta la cocorotina, en la mandíbula superior se nota la falta de algunos dientes, tiene aspecto de hombre rudo. Ambos dan la impresión de ser personas humildes.
Me siento en el duro cemento y hago una presentación muy directa presintiendo que vamos a estar unas horas compartiendo el mismo espacio. Soy Agustín López defensor de Derechos Humanos, para servirle en lo que pueda- les digo- mientras les extiendo la mano. ¿Saben lo que es eso?
El muchacho niega con la cabeza y el negro dice: yo sé algo.
Miren, defensor de Derechos Humanos está considerado como opositor al régimen, contrarrevolucionario, anticomunista. Entienden, yo soy un contrarrevolucionario, un anticastrista que quiero acabar con el régimen y la revolución, pero sin violencia.
Y ahora ¿por qué te encerraron?, pregunta el joven, mientras el negro se queda mirando.
Iba para Santa Rita a reunirme con las Damas de Blanco, la policía política que nos reprende no querían que asistiera. Yo soy un hombre libre y actúo con esa libertad siempre que no haga daño a otros, es mi derecho.
¿Y que mas hacen ustedes?
Damos a conocer al mundo los abusos del poder, las injusticias cometidas por el estado que los medios informativos ocultan, las violaciones de derechos. ¿Conoces la declaración universal de los Derechos Humanos.
No, que es eso
Son los derechos que te condicionan a vivir con dignidad como una persona humana, por ejemplo: recibir un salario justo que te permita el sustento sin tener que denigrarte. Libertad de pensamiento y de palabra, poder decir lo que piensas y sientes en cualquier lugar sin que nadie te lo impida, elegir libremente un lugar para formar tu familia, salir y entrar al país, lo que estuvo prohibido durante más de 50 años.
Claro -dice el joven- eso no le conviene al estado, por eso los encierran. Yo llevo cuatro días encerrado por un leve accidente de tránsito que solo llevaba una multa. Iba circulando debajo de la lluvia, una patrulla perseguía un auto e inesperadamente se coloco delante del mío y freno, le di un golpecito cerca de un foco trasero, ni la pintura perdió. Me llevaron al tribunal y ya ves donde vine a parar. Llevo tres días sin bañarme ni lavarme la boca, estuve dos días plantado sin comer para un cambio de medidas, pero ayer comí porque me dijeron que plantado no había cambio de medida.
Yo también llevo tres días sin bañarme- dice el cincuentón- y no me han permitido comunicarme con mi familia. La mujer que estaba conmigo se peleo con la que tengo ahora, el hijo me golpeo por la cabeza con unos chacos y yo cogí un machete, el salió corriendo y nada mas paso. Llego la policía y le entregue el machete, no hubo acusación, le tengo gran cariño al muchacho, desde entonces me trajeron aquí y solicitaron una fianza de 200 pesos, pero no me dejan comunicarme con mi hermana para que traiga el dinero.
¿No te han permitido llamar por teléfono?
No.
Ves eso es una violación de derecho. Entonces llevan casi cuatro días sin agua, ni jabón, ni cepillo, ni pasta.
Así es, tenemos una peste de los mil demonios.
Que puedo hacer para unirme a ustedes -me dice el indio-
Ya, te doy mi teléfono y contactamos para que te instruyas. ¿Dónde trabajas?
De botero.
Legal o por la izquierda.
Por la izquierda, el carro no es mío.
El negro interrumpe.
¿Tú crees que es justo lo que hacen conmigo?. Yo soy un trabajador de la constructora y ya llevo tres días sin ir al trabajo, pero eso a nadie le importa.
A mi si me importan estas injusticias, por eso quiero cambiar el poder, pero sin violencia.
Eso es bueno, lo que no se puede hacer es contrarrevolución.
Es el mito con el miedo inculcado por más de cinco décadas que le ha brotado como un reflejo incondicionado, la costumbre que le garantiza sobrevivir desposeído de la voluntad individual y convertido en un objeto con semejanza de homo sapiens. Lo miro con detenimiento, su ingenuidad doblegada a la resignación del esclavo a pesar de ser negro no se corresponde en nada con la de los cimarrones. Los primeros hombres libres e independientes de Cuba.
No, estas equivocado, lo que hay que hacer es contrarrevolución. De hecho yo soy un contrarrevolucionario. Dime: ¿Qué es la revolución en la práctica más que todo estas injusticias. El hombre no puede vivir de su trabajo y se ha corrompido, la revolución es demagogia, el arte de mentir con desvergüenza, la consolidación de la hipocresía, convierte al hombre en un ser aborrecible, deshonesto, estafador, ladrón, abusador, oportunista, inmoral y otra decena de abominables comportamientos que se han hecho tan cotidianos como ir al baño. Si puedes, arguméntame lo contrario.
No, no puedo, lo que dices es cierto.
Te han metido la palabra “revolución” en la cabeza como algo bueno, sin embargo tú y muchos saben que no sirve, pero tiene poder para molerte los huesos, es miedo y no tiene nada que ver con la justicia, a ver, has trabajado toda tu vida y ¿Qué tienes, más que miseria?. Entonces lo que hay que destruir es la revolución mi hermano, esta bueno ya de ese cuento que la revolución es bondadosa, eso fue lo que nos durmió. Fidel Castro traiciono a todos con su elocuente demagogia, el pueblo para él era solo un alimento de su egolatría y el sostén del poder.
Pero tu sabes defender tus derechos,- me dice-
No se trata tanto de saber como de tener dignidad, el que tiene dignidad no se somete, busca el conocimiento, no hay peor ciego que el que no quiere ver.(continua..)